viernes, 17 de diciembre de 2010

Es hoy.
Hay una amplia variedad de respuestas para el, es hoy.
Hemos cambiado, hemos crecido, hemos madurado. Hemos sabido atravezar el dolor, el engaño, la humillación, la mentira. Hemos sido manipulados, controlados, reprimidos. Hasta hoy. Todo ese dolor que hemos superado nos ha enseñado a vencer. Somos una gran familia unida por lazos más fuertes que la sangre. Estamos acá para hacernos más fuertes que una muralla, porque no hay nada más fuerte que la voz de un pueblo. Somos todos, somos uno. Somos el llanto de un bebé expropiado, somos una revolución victoriosa, somos un refugiado cruzando fronteras, somos un mismo idioma y una misma lucha. Queremos ser iguales, queremos libertades, queremos hacer del cambio soñado una realidad.
Veamos más allá del yo, del vos y de ellos. Hoy es nuestro día, y hoy, somos nosotros. Somos juntos, somos vida, somos latinoamérica. Ideas e ideales, fraternidad, fuerza, trabajo, resistencia, unión. Nos han dicho soñadores, nos han hecho la guerra, nos han atacado, nos han agredido, nos dijeron sudacas, indios, sobras. Nosotros no somos lo que ellos creen, no somos lo que ellos dicen.
Es hoy el día para despertarse y ver que el cielo no está tan alto, que las líneas imaginarias realmente no dividen, que los tejidos que nos unen son más fuertes que las cadenas que pretenden amarrarnos. Transgredamos esas reglas, rompamos las cadenas, inspiremos profundo y encaremos esta lucha que rompe los límites y tira abajo las barreras.
Somos todos nosotros, somos todos juntos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Es raro tener que escribirle a alguien que hoy no se hace presente en el lugar donde resido. Hoy no estás en los mismos pagos, compartiendo estas mismas sonrisas que nosotros nos damos el lujo de repartirnos.
Las cosas cambiaron. Ya pasamos el frío invierno, etapa en que nuestros corazones se endurecen con el frío y no recuerdan la dulce melodía del amor que florece con la primavera. Sin embargo, el invierno quedó atrás y con el se fueron las cortezas que recubrían nuestros corazones. Este es el momento en el cual volvemos a vernos absortos con respecto a la fuerza que tenemos para amar. Nos abruma la posibilidad de manifestar sentimientos tan sinceros y profundos como los que me remito a expresar.
Son pocas, las cosas aquellas que nos hacen sentir llenos de pies a cabeza. Hay miles de sensaciones que te pueden volar el bocho, pero no son miles sino ínfimas sorpresas de la vida que se nos presentan como recios puentes hacia o para con otra persona. Resumiendo uno de los grandes propósitos de la vida, o desde mí, el mayor, bañar en abundancia de amor tu corazón. Y para expresar el inmenso amor que mí corazón advirtió sentir, me someto a hacer catársis de los más profundos sentimientos que hasta hoy no animé a esbozar.
Me sucede que todo mínimo destello de vos, me trae un recuerdo férreo. Las pequeñas cosas que hacen alusión a un muchacho desprolijo, desalineado, de sonrisa honesta y mente abierta, todas siempre son vos. Grande en tamaño y enorme en corazón. Siempre atento, siempre firme, siempre acompañandome a crecer.
Creo que nunca tuve la oportunidad de hacerte saber, hermano, que sin vos, la vida tiene la mitad de sentido.

jueves, 28 de octubre de 2010

Me abunda el corazón una sensación de incertidumbre. No quiero hablar de tristeza, es otra cosa lo que siento. Es miedo; es la primera vez que realmente siento miedo. No sé cómo se entiende, es difícil de explicar. Por dar un ejemplo burdo: el primer chanchito debió tener miedo sabiendo que el lobo iba a esperar el momento justo para derribar esa casa que tanto sudor le costó.
Hoy me siento así, como mi corazón me dice que se sentía el primer chanchito. Creo que en momentos como estos, el lobo está más al acecho que nunca. Hay que admitir que el enemigo no respeta ni las fechas patrias, por así decirlo.
Realmente me siento aturdida, estoy desconcertada y no puedo concebir una imagen de lo que podrá venir. ¿Y ahora? somos muchos, pero realmente ¿Somos tantos? Son estos los momentos en que más nace en mí esa loca vehemencia por luchar. Luchar y hacer valer esto que tanto nos costó, esta Argentina tan linda. Esta tierra donde tantos volvieron a encontrar su voz. Y es esa maldad que se opone a hacer mi país siempre un poco más hermoso, la que me da miedo, la que me hace surgir la duda ¿Cómo siguen las cosas ahora?
Resistir, y buscar gente en quién confiar. Como diría el Diego, perdimos un gladiador.

viernes, 13 de agosto de 2010

Un paisaje rodeado de la inmensidad
y allá a lo lejos,
vos.
Tus ojos se ríen al verme
y eso
me enloquece.
Impulsivamente
salgo a tu encuentro
y tu imagen se desvanece.

viernes, 6 de agosto de 2010

Una cara sutil. Una brisa delicada me roza la cara. Un cuarto silencioso. Una cabeza brillante pero que nadie había descubierto todavía. La intriga me carcomía. Quería empezar a hablar, pero había algo en su mirada que me advertía que no lo hiciera. Un dejo de desprecio, peyorativo, aniquilador. Preferí callar. Mantuve distancia porque no quería despertar en ella ningún sentimiento de rechazo. Aún me torturaba la misma inquietud. Necesitaba acercarme hacia ella sin que siquiera lo percibiera. Y en caso de que lo hiciera, no querría que su primer deseo fuese que así como me acerqué, me alejase. Tuve que pensar una buena estrategia que funcione. Me mantuve al margen. No se cuánto tiempo habrá pasado hasta que me animé a dar el paso. Desenfundé de mi bolsillo un paquete de particulares y la invité uno. Para mi sorpresa, aceptó. Agarré mi encendedor y lo acerqué a su boca. Prendió el cigarro y me miró. Pero ahora su mirada había cambiado. Nunca supe qué significó eso. Me quedé en silencio y tan sólo me entretuve al verla fumar. El humo que salía de su boca parecía acariciarla, como si no quisiera dañar su rostro. Sus ojos no se volvieron hacia mí, tan sólo lo hacen cuando enciendo un cigarrillo que yace en su boca. Después de 10 años, no me canso de verla fumar.

miércoles, 28 de julio de 2010

Sin embargo, en lo más profundo de su corazón había aún otro deseo distinto del de no estar solo nunca más. Y ese otro deseo comenzó a agitarse suavemente.
Eso ocurrió el día en que, por primera vez, observó que los yskálnari no lograban su solidaridad armonizando formas de imaginar totalmente distintas, sino porque se parecían tanto entre sí que no les costaba ningún esfuerzo sentirse una comunidad. Al contrario, no tenían la posibilidad de discutir o de no estar de acuerdo entre sí, porque ninguno de ellos se sentía un individuo. No tenían que vencer ninguna oposición para encontrar la armonía y precisamente esa facilidad le pareció a Bastián, poco a poco, insatisfactoria. Su dulzura le resultó sosa y la melodía siempre igual de sus canciones, monótona. Sentía que le faltaba algo, que anhelaba algo, pero no podía decir qué.
...Sin embargo, Bastián quería ser un individuo, alguien, no sólo uno como los demás. Quería que lo quisieran precisamente por ser como era. En aquella comunidad de los yskálnari había armonía pero no amor.
Bastián no quería ser ya el más grande, el más fuerte o el más inteligente. Todo eso ya lo había superado. Deseaba ser querido como era, bueno o malo, hermoso o feo, listo o tonto, con todos sus defectos... o precisamente por ellos.
Pero ¿cómo era él?
Ya no lo sabía. Había recibido tantas cosas en Fantasia que ahora, entre todos aquellos dones y poderes, no se sabía encontrar a sí mismo.

lunes, 28 de junio de 2010

Las Mujeres de mi generación Luis Sepúlveda Calbucura Santiago de Chile, 1999
Las mujeres de mi generación abrieron sus pétalos rebeldes
de rosas, camelias, orquídeas u otras yerbas, de saloncitos tristes, de casitas burguesas, de costumbres añejas, Sino de yuyos peregrinos entre vientos. Porque las mujeres de mi generación florecieron en las calles, en las fábricas se hicieron hilanderas de sueños, en el sindicato organizaron el amor según sus sabios criterios Es decir, dijeron las mujeres de mi generación, a cada cual según su necesidad y capacidad de respuesta, como en la lucha golpe a golpe en el amor beso a beso. Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas supieron lo que tenían que saber para el saber glorioso de las mujeres de mi generación. Minifalderas en flor de los setenta, las mujeres de mi generación no ocultaron ni las sombras de sus muslos que fueron los de Tania. Erotizando con el mayor de los calibres los caminos duros de la cita con la muerte. Porque las mujeres de mi generación bebieron con ganas del vino de los vivos acudieron a todas las llamadas y fueron dignidad en la derrota. En los cuarteles les llamaron putas y no las ofendieron porque venían de un bosque de sinónimos alegres: Minas, Grelas, Percantas, Cabritas, Minones, Gurisas, Garotas, Zipotas, Viejas, Chavalas, Señoritas Hasta que ellas mismas escribieron la palabra Compañera en todas las espaldas y en los muros de todos los hoteles. Porque las mujeres de mi generación nos marcaron con el fuego indeleble de sus uñas la verdad universal de sus derechos. Conocieron la cárcel y los golpes Habitaron en mil patrias y en ninguna Lloraron a sus muertos y a los míos como suyos Dieron calor al frío y al cansancio deseos Al agua sabor y al fuego lo orientaron por un rumbo cierto. Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos, cantando Summertime les dieron teta, fumaron marihuana en los descansos, danzaron lo mejor del vino y bebieron las mejores melodías Porque las mujeres de mi generación nos enseñaron que la vida no se ofrece a sorbos compañeros, sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias. Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras artesanas, actrices, guerrilleras, hasta madres y parejas en los ratos libres de la Resistencia Porque las mujeres de mi generación sólo respetaron los límites que superaban todas las fronteras. Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor, comisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia. Entre batalla y batalla las mujeres de mi generación lo dieron todo Y dijeron que apenas eso era suficiente Las declararon viudas en Córdoba y en Tlatelolco Las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo Y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo fueron las únicas estrellas de la larga noche clandestina. Sus canas no son canas sino una forma de ser para el qué hacer que les espera. Las arrugas que asoman en sus rostros dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo. Las mujeres de mi generación han ganado algunos kilos de razones que se pegan a sus cuerpos, se mueven algo más lentas cansadas de esperarnos en las metas. Escriben cartas que incendian las memorias. Recuerdan aromas proscritos y los cantan. Inventan cada día las palabras y con ellas nos empujan Nombran las cosas y nos amueblan el mundo Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta. Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad Y la prudencia se transforma en vergüenza. Las mujeres de mi generación son como las barricadas: Protegen y animan, dan confianza y suavizan el filo de la ira. Las mujeres de mi generación son como un puño cerrado que resguarda con violencia la ternura del mundo. Las mujeres de mi generación no gritan porque ellas derrotaron al silencio. Si algo nos marca, son ellas. La identidad del siglo son ellas. Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto el beso clandestino, el retorno a todos los derechos Un tango en la serena soledad de un aeropuerto, un poema de Gelman escrito en una servilleta Benedetti compartido en el planeta de un paraguas, los nombres de los amigos guardados con ramitas de lavanda Las cartas que hacen besar al cartero Las manos que sostienen los retratos de mis muertos Los elementos simples de los días que aterran al tirano La compleja arquitectura de los sueños de tus nietos. Lo son todo y todo lo sostienen Porque todo viene con sus pasos y nos llega y nos sorprende. No hay soledad donde ellas miren Ni olvido mientras ellas canten. Intelectuales del instinto, instinto de la razón Prueba de fuerza para el fuerte y amorosa vitamina del débil. Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles sufridas, golpeadas , negadas pero invictas

domingo, 27 de junio de 2010

Un pequeño trozo de tela remendada con nudos, parches, hilos de varios colores, texturas, sensaciones que se despiertan en nosotros al ver cómo crece y crece y se agranda y sigue creciendo. Cada vez más grande, más lindo, más nuestro. Adonde quiera que vayas, siempre encontrás reflejado en tus sentidos, un dejo de esa bandera que hace mucho empezaste a ver formarse. Ahí están escritas tus historias. Tu vida relatada en retazos, uniendo partes y momentos que se fueron y volvieron y en algún momento van a irse de nuevo para volver. Mirás como desconcertado hoy y pensás en aquello que era ayer. No podés creer que esa retazo que luego fue bandera, es hoy un trapo que cubre toda tu popular. Es todo eso que alguna vez soñaste con ver, lo idealizabas, salió bien, tan bien que hoy podés verlo, erizándote la piel cuando le prestás atención. Pasa el tiempo y ese trapo que viste ayer no deja de crecer. Y tenés más historias para contar, más bien dicho tiene. Te vio crecer a vos también, junto a él. Son dos en uno y uno en dos.
A veces estás, colgado de nada y te das cuenta que ese trapo ya no es más un trapo. Hoy es importante y tiene todo lo que vos pusiste en él. Parte de vos, de él, de aquel. Creció más que nunca y cambió mucho. Perdió tantas cosas, algunas de las más lindas que tenía. Pero nunca, nunca va a dejar atrás esa esencia que tanto te marcó. Nunca te vas a olvidar de esas cosas que te hicieron sentir más que nunca en casa. Porque el barrio siempre va a ser tu casa.

miércoles, 16 de junio de 2010

Siempre uno al lado del otro, creciendo. Haciendonos personas, maduros, pegados, unidos, cercanos aún cuando lejanos. Desde los primeros hasta los últimos de los días, siempre pegados. Desde allá, desde acá, para allí, aquí, no importa dónde ni cuando. Bien adentro de uno mismo, en lo más profundo, casi donde ya no se percibe hay guardadito, un lugar, para sentir más que nunca. Hay un rinconcito donde los días de lluvia, los días sensibles, los días normales, las noches de frío, los soles en la terraza y las lunas menguantes nos hacen ir. Adentro, bien adentro nuestro, haciendo retrospectiva a nuestro interior. Pensando una y mil veces llego allá, donde sólo yo puedo llegar. Sonrisas, llantos, emociones, abrazos, peleas, guerras, insultos, mentiras, dolores, amores. Es increíble ver crecer, estando tan lejos. Lágrimas caen rodando, la nostalgia inunda la habitación. Recorro momentos, recuerdos, historias. Te siento tan cerca y en materia, estás tan pero tan lejos. Es difícil entender como un mismo amor, tan lindo y puro, hace arder el pecho de tanto dolor. Hace llorar hasta humedecr los pómulos más fríos, temblar los huesos más pequeños y estremecer hasta el último poro del cuerpo. Quiero sentir otra vez, el calor de un abrazo enorme donde puedo esconderme y protegerme de todo lo que está afuera. Necesito gritar hasta descargar la amargura que se siente, desde acá, tenerte allá. Quiero volver a ver esos ojos miel que iluminan el camino de mi vida y me ayudan a saber por dónde transitar. Deseo tenerte al lado otra vez para recordar dulcemente el sonido de tu voz. Anhelo verte, de nuevo hermano, sonriendole a la vida desde la cama de al lado.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Hay cosas que a lo largo de la vida nos van a marcar, nos van a hacer, nos van a ayudar a ser y son esas, las pequeñas cosas de la vida, que cuando nos faltan se hacen sentir muy fuerte. Las vivís, las sentís, las querés, las aceptás, las extrañás. Pasa, queda. Cada uno lo siente a su manera y definitivamente cada uno tiene su distinta manera. Y así como cada uno siente y vive diferente, cada uno reacciona de una forma inesperada frente a las distintas situaciones que pueden llegar a darse; y no siempre de la mejor. Esas reacciones son las que dominan distintos momentos emocionales porque los que tenemos que atravesar para estar, como todos le llamamos, "bien". Pero, y si no llegamos, en algún punto, a estar bien, ¿qué pasa?, por favor diganmé qué pasa.

martes, 11 de mayo de 2010

No me despiertes cuando vengas y no me hables al oído, ya no me sirven tus palabras apagué el sueño demasiado temprano. Dejé una carta en la mesa con muy poca lucidez pero el amor no se olvida, toda mi vida rendida a tus pies. Hay momentos que no recuerdo nada, hay momentos que no puedo olvidar, hay momentos que por las madrugadas me arrepiento y empiezo a temblar. Cinco segundos de gracia y mil horas sin razón; sequé mis lágrimas en espejos fríos y soy la sombra de ayer. Hay momentos que no recuerdo nada, hay momentos que no puedo olvidar, hay momentos que por las madrugadas me arrepiento y empiezo a temblar. No me despiertes cuando vengas y no me hables al oído, ya no me sirven tus palabras apagué el sueño demasiado temprano.

lunes, 10 de mayo de 2010

Quiero un amor que no me deje otra opción.
Pero de arquitectura conoce sólo el arquitecto, no el edificio. El edificio no se siente su arquitectura. Siente su piedra, su mármol, su adobe. Y yo me sentía mi carne y mi sangre. Yo vivía mi carne y mi sangre. Pero unos a otros nos aprehendemos por la forma y pensamos estúpidamente que la forma es siempre el signo fiel de la sustancia. ¿Y cuando no lo es? ¿cuando la forma expresa lo contrario de lo que es la sustancia? ¿cuando la forma traiciona a la sustancia? ¿quién mitiga ese error? El jorobado y el enano que la gente ve pasar a su lado tal vez sean más infelices que lo que la gente cree, porque la gente cree que el ser del enano y del jorobado también es enano y jorobado. Y quizás no, quizás no. Quizás el ser del contrahecho sea el mismo ser del hermoso, pero pretendemos que el contrahecho viva según su forma, y ahí está la tragedia, porque la forma no se vive, la forma se percibe, y se percibe desde afuera. Lo que cada uno vive es su sustancia.
Reiniciamos un ciclo y para todos lados, desde mi sillón.