domingo, 27 de junio de 2010

Un pequeño trozo de tela remendada con nudos, parches, hilos de varios colores, texturas, sensaciones que se despiertan en nosotros al ver cómo crece y crece y se agranda y sigue creciendo. Cada vez más grande, más lindo, más nuestro. Adonde quiera que vayas, siempre encontrás reflejado en tus sentidos, un dejo de esa bandera que hace mucho empezaste a ver formarse. Ahí están escritas tus historias. Tu vida relatada en retazos, uniendo partes y momentos que se fueron y volvieron y en algún momento van a irse de nuevo para volver. Mirás como desconcertado hoy y pensás en aquello que era ayer. No podés creer que esa retazo que luego fue bandera, es hoy un trapo que cubre toda tu popular. Es todo eso que alguna vez soñaste con ver, lo idealizabas, salió bien, tan bien que hoy podés verlo, erizándote la piel cuando le prestás atención. Pasa el tiempo y ese trapo que viste ayer no deja de crecer. Y tenés más historias para contar, más bien dicho tiene. Te vio crecer a vos también, junto a él. Son dos en uno y uno en dos.
A veces estás, colgado de nada y te das cuenta que ese trapo ya no es más un trapo. Hoy es importante y tiene todo lo que vos pusiste en él. Parte de vos, de él, de aquel. Creció más que nunca y cambió mucho. Perdió tantas cosas, algunas de las más lindas que tenía. Pero nunca, nunca va a dejar atrás esa esencia que tanto te marcó. Nunca te vas a olvidar de esas cosas que te hicieron sentir más que nunca en casa. Porque el barrio siempre va a ser tu casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario